domingo, 28 de septiembre de 2008

UN DOS TRES ……..ARRRRRRRRRR!!!!! 28-09-2008


Las bandas de guerra siempre han tenido en mi una rara fascinación. Desde pequeña vi a los amigos de mi hermana Adriana participar en la Banda de Guerra del Colegio Americano. Incluso alcance a tener un casi cuñado redoblante mayor. Era desordenado, no era de los mejores estudiantes del colegio, era flacucho, perseguido político de mi madre que no imaginaba su vida siendo suegra de este personaje. Pero cuando entraba en las filas de aquel grupo se transformaba. Se convertía en otra persona. El desorden se acababa al colocar su tambor, al arreglar su postura su cuerpo desgarbado aumentaba unos 10 cm de estatura, la destreza para manejar los palitos del redoble eran absolutamente perfectas. Se convertía en alguien especial, como lo eran todos los que pertenecían a la banda de Guerra. Recuerdo que la banda estaba compuesta por:

· Los abanderados: Unos pocos privilegiados escogidos por sus meritos académicos, grupo del cual nunca hice parte, sacaban y llevaban banderas en los miles de desfiles que adornaban las calles, el día del idioma, de las banderas, de barranquilla, del soldado caído del soldado levantado, de concurso intercolegiados, etc.

· Los bastoneros mayores: Tenían un bastón que donde se les cayera de las manos tenían la capacidad de matar a alguien, por lo menos de escalabrarle la cabeza. Según alcancé a entender por las señales, las formas y demás eran los que daban la pauta al resto de la gente que venia atrás. El único bastonero que tengo en mi memoria se llama Leovigildo y no recuerdo su apellido. Estaba en la promoción de Adriana mi hermana, que graduó en el 84. Con mi amiga Roksanna Marín recordé quien fue el nuestro: el súper Poche Edwin Vides.

· Las bastoneras: recuerdo que envidiaba su uniforme, la elegancia y el porte con el que se manejaban, la destreza para manejar un palo de escoba convertido en bastón con la magia que da el papel metalizado plata y unos pompones bien cuidados a los dos extremos. Nunca fui bastonera pero conservo el trauma porque a veces, practico en mi casa frente a la cara, entre horrorizadas y avergonzadas, de mi esposo y mi hijo y aun como entonces, no puedo dejarlo volar sin que me caiga en la cabeza. Las bastoneras eran la vistosidad, el glamuor, la gracia, la sincronía. Mi amiga Mildred Jaime siempre fue bastonera, me encantaban las botas, el uniforme con flequillos, el gorro, y sobre todo que se podían ir de clases temprano cuando tenían una presentación o una practica.

· Liras: recuerdo que eran pocos, pero eran fundamentales pues punteaban magistralmente cada nota que entonaba los himnos y las canciones. Pedro Polo y Claudia Pico pertenecieron a este reducido y privilegiado grupo nemotécnico que sabia exactamente que tablilla con número tocar.

· Platillos: Niñas, las admiro, no quedar sordas o con problemas en las manos cuando hacían sonar a todo timbal los platillos. El sonido unido era capaz de despertar al más dormido. Le daba un toque magistral a la música. Roksanna Marín, María consuegra, María Donado, entre otras, participaban de este grupo.

· Bombos: Le daban la nota baja a las melodías. Generalmente los más acuerpaditos eran los llamados a cargar con ese armatoste. Siempre admire la capacidad para cargar con ese instrumento tan pesado, hacerlo sonar y seguir el paso sin errores; todo, mirando al frente. Creo que Ángel Oñoro era uno de los encargados del bombón.

· Redoblantes: Además de mi ex cuñado, tuvimos muchos amigos en esa sección musical como Pacho Padilla y Walter Forero. Eran un verdadero espectáculo con sus varitas marcando el compas.

· Trompetas: Eran los últimos en llegar. Sus pulmones fueron privilegiados porque se desarrollaron a punta de soplar y soplar. No recuerdo quien era el pobre quien tocaba la marcha fúnebre. Era escalofriante de principio a fin no solo por lo que significaba la misma melodía sino por el terror que debía sentir de interpretarla solo, con las miradas de todos sobre él y el temor de tener una nota en falso y ser burlado o regañado después por todos.

Ya no existen las bandas de guerra; de pronto la misma guerrilla y el cansancio de tanta violencia o el espíritu de los jóvenes de ahora, acabo con este grupo especial de elite en el colegio. Amigos y amigas que sacrificaron sus tardes de juegos para practicar y practicar hasta que su armonía, sus notas y sincronización los hicieron una de las mejores bandas de guerra colegial de la ciudad.

Gracias tardías por su dedicación y empeño!!!

Pamela Cruz Herrán
Septiembre 28 2008- (Cumple Noru 5 meses de Fallecida)

domingo, 21 de septiembre de 2008

TU ERES DE AMIGO DEL ALMA EN TODA JORNADA….


Septiembre es un mes de contrastes. El mes del Amor y de la Amistad, pero también ha sido mi mes de desamores y amores, de aniversarios y de muertes. Un mes de contrastes. Mi primer novio oficial, el primer desamor, el aniversario de nacimiento de Noru, la muerte de mi abuela, el primer beso con mí ahora esposo. Naufrago entre las alegrías de la época y la nostalgia de ciertas fechas.

Cada septiembre de los últimos 30 años he jugado al amigo secreto, en el colegio, universidad y en mi trabajo. Ahora lo jugamos desde la holgadez que da el dinero trabajado. Pero recuerdo tanto los esfuerzos que hacíamos para demostrar a nuestras amigas y amigos que eran apreciados. Ahorrábamos cada peso durante largos meses para poder visitar Paper Moon, el LEY, el TIA, el Vivero, o la Librería Paulina de la 72 y escoger afiches, peluches, chocolates, y empacarlos como si fueran verdaderas obras de arte y nunca fueran a salir de la bolsa. Tanto esmero, tanto cuidado, tantas palabras bonitas que se escribían en esquelas cuidadosamente escogidas y seleccionadas en nuestras escasas tardes libres. Ese día llegábamos a casa repletas de regalos y pasábamos la tarde acomodando los nuevos peluches en nuestro cuarto.

Recuerdo a muchas de mis amigas de infancia y lo que compartí con ellas en diferentes épocas de la misma. Patricia Morales que vivía cerca de casa y con quien bebíamos tantas tardes de sorbete de leche con azúcar; Tania Arteta mi amiga del alma y quien demostró lo que nos quería al dejarse peinar su larga cabellera por mi hermana y yo, quienes añorábamos tener su cabello de Rapunzel; a mi amiga Elaine Ferrer con quien jugaba cada tarde durante todo un año en su apartamento de la Cra 43. Lorena Ruiz y sus 3 hermanos, nos divertíamos cantidades, su barrio era perfecto para jugar escondidos. Milagros Vergara, mi súper amiga de infancia, y la única que se quedaba a dormir en mi casa. Sibila Cervantes, con quien construíamos castillos de príncipes y princesas, mi inolvidable amiga Noru, y toda su ciudad de Barbie, Nubia Rangel y aquel cuarto de muñecas que desordenábamos en 5 minutos y organizábamos en 2 horas. Olga Lucia Peñaranda con quien estudiaba debajo de un enorme árbol que le daba sombra a todo el patio de su casa y que dimos clases de danza cuando mi mama aun mantenía las esperanzas de lograr que su hija bailara costeño y dejara el ritmo cachaco.

Recibo muchos mensajes en este mes. A todos nos aflora la emoción de la amistad. Veo a mis 388 amigos de facebook y me parecen muchísimos. Los mensajes llegan por celular como una forma económica, rápida, y oportuna de no olvidar a los nuestros.

Por la vida hacemos amigos, en el trabajo, reuniones, universidad, en un avión. Se hacen los amigos en cualquier lugar, y a veces, también, se deshacen en cualquier lugar. No todos perdonan nuestros errores, no todos toleran nuestros arranques e inmadurez, no todos soportan nuestros estados de ánimo. No todos nos acompañan en una crisis económica, matrimonial, o existencial, aun menos una crisis de salud o enfermedad. No todos te quieren igual cuando engordas y no eres el más lindo de la clase, no todos te aprecian cuando insistes en que vean en tu interior y no lo logras.


Gracias a esos amigos que lo siguen siendo aun cuando nosotros nos neguemos a su amistad. Aun cuando no queremos que nos quieran, que nos cuiden, que nos escuchen. Aun cuando nos creemos fuertes y resistentes.



Gracias a los amigos que están ahí, en estado de hibernación. Esperando, no el mejor momento de nuestra vida, sino el peor; y de pronto de la nada, aparece ese alguien con quien no te ves hace no sabes cuanto tiempo, que te escucha, no te juzga, no critica, solo esta ahí acompañándote, recogiendo los pedazos rotos.

Gracias porque en esos momentos, cuando no esperas nada, recibes tanto de quien menos lo esperas.

Esos son los amigos por los que vale la pena cada celebración.

Gracias a mis amigos y Feliz mes del Amor y de la Amistad.
Pamela Cruz Herrán

sept 21 2008