Esta organización de los 25 años,
ha sido todo un reto. En general somos los mismos sapos que anhelamos reunir un
montón de gente que hace tiempo no se ve.
Gente que convivió con nosotros
12 años, algunos mas o otros menos, y que en la época de la sub-comunicación,
donde todo se reducía a un espacio de tiempo en los recreos, alguna broma
pesada o no entre los cambios de clases, y reuniones en las casas por asuntos
de carteleras hechas a mano, llegaron a ser nuestros amig@s del alma. Los que
teníamos teléfono fijo podíamos pegarnos por horas a hablar con las amigas, y
de vez en cuando tirábamos el auricular, si salíamos de pelea. Solucionábamos
la angustia escribiendo papelitos exponiendo nuestros sentimientos y rogándole
a nuestra amiga en disgusto que nos perdonara. O la perdonábamos en ese mismo
papel, si la cosa había sido al revés. También alcanzamos a hablar con las
“supuestas” suegras que nos acolitaban los amoríos de la época. Los hombres, he
descubierto después, tenían un vida simple, dormir, jugar futbol y conocer billares.
Con los años, todo cambió. Los
más aventureros se fueron del país. Otros se fueron a otras ciudades, la
mayoría estudió y trabaja. Se casaron algunos, otros aun esperan a su príncipe
azul o decidieron por la feliz soltería por siempre. Casi todos tenemos hijos,
esposos, ex-esposos, novios. Todo cambió. El color del pelo, el peso, las
curvas; las responsabilidades aumentaron y las angustias propias de la edad que
tenían nuestros padres hace 25 años, de alguna forma macabra se transmitieron
hasta nosotros, de manera que ahora pensamos como nuestros padres y nos
preocupamos, e inclusive, hasta actuamos como ellos.
En fin. Escribo hoy a 61 días de
la fecha que nos marcamos los tercos que insistimos en reunirnos cada 5 años a
vernos por unas cuantas horas las caras y recordar en medio de una noche íntima
y personal, que la vida en nuestra juventud era simple, era sencilla e
inolvidable. Tal vez, reunirnos sirva para encontrar a esos amigos que hoy se
parecen tanto a tu hijo, al que no sabes cómo tratar. O sirva para zanjar
alguna deuda moral o pedir perdón a alguien a quien le jalaste el pelo cuando tenías
5 años y que aun espera tu disculpa. Tal vez nos sirva para añorar lo que se
fue y no volverá. Tal vez nos sirva para llorar por los que se fueron y
recordarlos. Para reírnos de aquel que se quedo dormido en la última fiesta y
en cámara lenta se fue cayendo de la silla. O para volver a amanecer en casa de
Pio sabiendo que pasen los años que pasen, el espíritu rumbero seguirá intacto.
Tal vez sirva para encontrar dos almas perdidas que anhelan encontrarse, como
quedó demostrado hace 5 años.
Trato de encontrar la razón por
la que me reúno cada martes de este año con los mismos tercos, (que ahora
estamos más tercos porque recuerden que nos parecemos a los tercos de nuestros
padres), a discutir por espacio de 3 horas sobre la fiesta. Peleamos. Peleamos
mucho y ahora tenemos mas argumentos para no dar nuestro brazo a torcer. Llamamos.
Llamamos mucho a cada uno de nuestros
compañeros y recordamos la importancia de su presencia indispensable esa noche.
Tambien comemos, comemos mucho, porque necesitamos fuerzas para seguir
adelante. Porque organizar esta fiesta no es lo mismo que hace 5 años, o hace
10 o hace 15. Ahora tenemos 41 años, muchas cosas pendientes en casa y muchas
cosas pendientes en el trabajo. Pero sacamos el tiempo que no tenemos para perseguir
a cada uno y recordarles que luchen contra a inercia de la edad que tenemos
ahora. Que aunque nuestros cuerpos puedan parecer de 38, de39, de 40 , de 42 o
49, nuestro espíritu siempre tendrá 16.
Nuestro espíritu es lo que mantiene a esta promoción cohesionada. La mantiene
viva. Y el espíritu nunca envejece.
Soy Pamela Cruz, escribiendo hoy
29 de septiembre, desde una tarde soleada de domingo, cuando he descubierto mi
primera cana que me quiere decir que estoy vieja pero mi espíritu joven se
emociona porque, después de 25 años, veré a mi amigo Nelson Caicedo, y por
primera vez en 10 años mi siempre amiga Tania, ha confirmado su presencia, pese
a la horrible crisis económica que vive España. Ellos y los que nos acompañarán
esa noche, hacen que todo lo que vivamos, lo que peleemos y lo que discutamos
en este comité de Tercos, Valga la Pena.
Tu, que aun no te decides, Haz que valga la pena!!!!
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