Estuve revisando mis fotos este fin de semana organizándolas en el disco duro (recuerdan lo que comente sobre mi futura vejez? Para lograrlo, ya comencé.
Encontré un viaje de esos inolvidables que uno hace en la vida. Era de trabajo. Me había tocado ir a Miami, y por primera vez visitaba Disney World. Nos quedaba 1 día antes de venir y juro que solo habíamos trabajado. Por eso, decidimos aprovecharlo de la mejor forma posible visitando los estudios Universal en la única tarde que teníamos libre. Solo había un problema: Éramos 3. Mi compañera y yo no conocíamos nada y el otro había visitado 25 veces en el parque. Le rogamos por casi 3 horas que nos acompañara hasta que finalmente accedió con una condición: Nos teníamos que montar EN TODO lo que el se montara y si en cualquier momento nos salía lo gallina, inmediatamente suspendíamos la visita y nos devolvíamos a Miami. H.P. el tipo, cierto? Bueno, como era un vil chantaje y nosotras las chibchombianas que no conocíamos los parques, pues nos tocó aceptar. Cuando llegamos a Universal’s Estudio, éramos como locas sueltas en el paraíso de diversiones. Un enorme parque solo para nosotras y unas 100 personas más. Entrabamos y salíamos de una cosa a la otra, sin hacer fila; la adrenalina nos consumía y nos montábamos en todo lo que nuestro compañero de viaje, había exigido. La estábamos pasando de maravilla y hasta creíamos que había sido nuestra mejor negociación. Nos enteramos con un guardia de seguridad que tres días después de nuestra fecha de regreso pasaría un huracán en la Florida. Por eso el parque estaba prácticamente vacío. Como a las 3 de tarde habíamos terminado de recorrer Universal y era hora de Island of Adventure; nuestro compañero decidió que lo primero que probaríamos seria una cosa llamada HULK.
Nosotras esperábamos encontrarnos con hombre verde tirando carros y rugiendo con aliento de perro, pero no. Abrió sus brazos y las agito en círculos mostrándonos a HULK: la Montaña RUSA.
Mi amiga y yo llegamos al final de nuestro día de aventuras. La montañita tiene 3 vueltas verticales, todos gritan y algunos hasta se vomitan. No viajé tanto para terminar con un infarto en la mitad de gente que no conozco en una maquina que podría hacer cumplir la ley de la probabilidad y caerse conmigo dentro. Nos negamos. Nos sentamos con desconsuelo a pensar como pasaríamos el resto de las 4 horas que nos quedaban mirando lejos, hasta que lo decidimos: imposible ser las que cumplieran con las leyes estadísticas y que algo probabilistamente remoto nos sucediera justo a nosotras. Nos montamos. Nos persignamos, oramos, y rogamos porque saliéramos vivas o no nos diera un aneurisma, un derrame o saliéramos bobas de esas volteretas acrobáticas. Lo que siguió fue genial. Nos montamos y después del primer cierre de ojos ya nunca más los cerré. Fue absolutamente genial la sensación de libertad que experimentamos. La adrenalina explotaba en mi interior. Estaba feliz de haber sido casi que obligada por la situación. Esa sensación no la conocía. Espectacular. De hecho apenas nos bajamos de Hulk, nos montamos 2 veces más. Una experiencia que no olvidare jamás.
La vida se parece a esa montaña. Va mas lento pero a veces es tan o mas intensa que Hulk. Con subidas deliciosas donde es posible ver el horizonte. Donde la majestuosidad del paisaje estremece. Desde donde creemos que somos dueños de nuestro destino y tenemos el mundo literalmente a nuestros pies. Pero a veces, con mas rapidez que en la subida, estando en pleno éxtasis de la suficiencia, de pronto, y sin esperarlo, bajamos tan rápido que no es posible saber que esta pasando ni por que. Simplemente, sentimos que nunca terminaremos de bajar, es eterna, dura y da mucho miedo; creemos que nos saldremos del camino inevitablemente y que nos faltaran las fuerzas para dejar de bajar o peor aun, no tendremos fuerzas para volver subir desde donde quedamos. Pero igualmente cuando creemos perder la esperanza, nuevamente las cosas nos cambian y poco a poco, recobramos las fuerzas y con ella iniciamos un ciclo de nuevo. Esa es la vida. No es sorprendentemente similar a una montaña rusa? Personalmente creo que si, solo que en la vida las curvas, las subidas y bajadas nunca serán iguales a las ya vividas, son totalmente diferentes, e inesperadas.
Pamela Cruz Herrán
31 agosto 2008
(En estos días cumplen Jairo Flores y Walter Forero)
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2 comentarios:
Margarita Peñaranda 31/08/08 wrote
Sra Cruz felicitaciones, muy bonito su mensaje y totalmente cierto, es mas como la montaña rusa tenemos que vivir cada una de las experiencias tolerar y aguantar los bajones y disfrutar las subidas, en fin sacarle el mejor provecho a todo y vivirla...
Liliana Navarro Castillo
Hoy a las 7:33
Hola Pam, buen día.
Gracias por compartirnos tus historias. Admiro tu don para la escritura, pero tambien la voluntad y la dedicación para hacerlo ... y te queda muy bien, como Gabito, me haces trasnportar, reflexionar ...
Te dedico la sgt historia:
"El visitante, un escritor religioso, había acudido al Maestro en busca de unas palabras de sabiduría. Y el Maestro le dijo:
Unos escriben para ganarse la vida; otros para comunicar sus ideas o suscitar cuestiones que inquieten a sus lectores; e incluso otros lo hacen para comprender su propia alma.
Pues bien, ninguno de ellos pasará a la posteridad. Este honor está reservado a quienes solo escriben porque, de no hacerlo, reventarían.
Y, tras una breve pausa, añadió : Estos últimos son los que dan expresión a lo divino, independientemente de cuál sea el tema sobre el que escriben."
Ya se que tú no vas a reventar porque tienes la escritura como herramienta, y como dice "Anthony de Mello" en el libro "Un minuto para el absurdo", pasarás a la posteridad dando expresión a lo divino, porque además escribes con el alma, por el simple placer de escrbir, te brota por los poros.
Felicitaciones!
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